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05 de Enero, 2011 · General

Estudio de Quieto en mi Isla voy de Juan Antonio Corretjer

INTRODUCCIÓN.

 

La sociología de la literatura es una metodología de análisis que se ha utilizado con éxito en el examen de los géneros literarios, especialmente en la novela y el teatro; no obstante, no abunda su empleo en el estudio de la poesía lírica.  Seguiremos, en este trabajo para el estudio de Quieto en mi Isla voy, un acercamiento sociológico y nos ubicaremos sobre las bases de las ideas del estructuralismo genético elaboradas por Lucien Goldmann, en términos generales, acudiendo al apoyo de otros autores para el análisis de fondo de los versos y de la vertiente filosófica que les centra.

            La sociología de la literatura se ha destacado por ser una metodología de análisis que se ha utilizado con éxito en el examen de los géneros literarios, especialmente la novela y el teatro; no obstante, no abunda su empleo en el estudio de la poesía lírica. Seguiremos, en este trabajo para el estudio de Quieto en mi Isla voy, el análisis sociológico-genético y nos ubicaremos sobre las bases de las ideas de Goldmann, acudiendo también a otros autores para el análisis de fondo los versos y de la vertiente filosófica que les centra.

Goldmann corta su teoría sobre bases marxistas, a través de las ideas literarias de Lukács.  De éstas, nos interesan las de comprensión y explicación.  Para este crítico, la comprensión implica el acto de estudio del texto como tal, para buscar su génesis, lo cual se entiende como el análisis de la forma en que está construida la obra.  La misma parte del principio de que ésta está comprendida en una estructura significativa coherente.  A nivel de explicación, se analiza el por qué de ese universo literario, tomando en cuenta la estructura englobante que se basa en los fundamentos sociales, históricos y filosóficos en que se produce el texto, ya que el autor de cualquier obra, según Goldmann, es un sujeto colectivo que expresa una visión de mundo que ha de ser cónsona con la visión de mundo del sujeto de la creación literaria plural. Como las clases sociales, según Goldmann, "constituyen las infraestructuras de las visiones del mundo", la génesis de la obra de un autor, nos proveerá las estructuras mentales que la crean ya que han sido producidas por esa conciencia colectiva, de la cual el escritor es portavoz consciente o inconsciente y que expresa el máximo de conciencia posible del grupo o clase social que la genera.

Por otro lado, el aspecto de la explicación, que se debe ver como algo separado, en el proceso de análisis, implica insertar la obra en una estructura mayor englobante.[1]   

Francisco Pizarro dice sobre este aspecto que:

 

Goldmann considera a la conciencia colectiva como una realidad compuesta: por una parte, sus elementos son conciencias individuales, pero la conciencia colectiva no es reducible a la suma de las conciencias individuales; por otra, en el seno de un grupo real, las conciencias individuales están en relaciones intra subjetivas (porque el grupo  constituye el sujeto de la acción social).  Se puede decir que la conciencia colectiva es la estructura de los elementos simbólicos necesarios para la comunicación entre los individuos en el seno de las acciones colectivas del grupo-sujeto.[2]

No queremos entrar en detalles teóricos que, poco a poco, se irán perfilando a medida que sean necesarios, ya que nos interesa entrar de lleno al texto que vamos a examinar.  Para ello partiremos del hecho indudable de que la poesía de Corretjer ha sido ya objeto de innumerables estudios individuales y su obra ha sido estudiada, de conjunto por Ramón Felipe Medina[3], quien afirma, con relación al autor de nuestro estudio, que:  "[...] Ninguno, como él, poetizó a Puerto Rico tan totalizante y perseverantemente."

Y he aquí el quid de este asunto; a Corretjer se le ha visto siempre como poeta de la patria puertorriqueña, algo que él mismo, de ideología marxista-nacionalista, insistió a todo trazo en dejar claro.  Sin embargo, produce un texto  de afirmación poética, como el que vamos a ver, un tanto aparte de la tónica general de su obra, pero centrado en un marco conceptual de filosófica dialéctica marxista.  Sobre este poema  su crítico más abarcador ha expresado:

 

Con Quieto en mi Isla voy Corretjer resolvió exitosamente  el más duro reto planteado a su oficio de poeta lírico:  trazar con rigor matemático el proceso de su convicción dialéctica de la realidad en perenne mutación ante el dilema de la identidad [...][4]

 

José Juan Beauchamp ha logrado, de manera admirable, un estudio sobre un texto poético de Clemente Soto Vélez[5] en el que utiliza metodología de análisis sociológico genético, partiendo de las ideas de Goldmann.  En el mismo, su autor afirma que poesía y lenguaje, tal como los concibe el poeta corresponden a su propia poesía y a su propio lenguaje poético.  Esto es así, nos dice, porque el poema y el lenguaje, se convierten en objetos de sí mismos.  Afirma entonces que, la poesía tratada como tema, constituye la poética de su propio poema.  Esta afirmación para la poesía de Soto Vélez, aplica a nuestro acercamiento a Quieto en mi Isla voy de Corretjer.  Aquí el poeta, como afirma Medina, resolvió exitosamente un reto: el de poesía y filosofía; porque la totalidad del poema es una reflexión de la fugacidad creativa del tiempo, en evolución y revolución a la misma vez; reflexión que a su vez involucra al sujeto poético a la par que el objeto; pues pensamiento e instante poético son evanescentes en la dialéctica de la realidad.

El peligro potencial de un poema de esta clase, para un escritor que ha confesado un credo materialista, es el de caer en la metafísica, dada la naturaleza del fenómeno poético y dada la posición harto dogmática que, con relación a los asuntos filosóficos y hasta de naturaleza estética, se dieron en el seno de los que se adhirieron a la perspectiva socialista ortodoxa.  Corretjer hábilmente se concentra fundamentalmente en desarrollarlo dentro de la filosofía marxista de la dialéctica, verso a verso, sin por ello renunciar al don creativo de la poesía.  El resultado es un compacto y hermoso poema que, a fin de cuentas, resulta hermético para el entendimiento del lector promedio.

Si aplicamos la visión sociológica goldmanniana, veremos que la visión de mundo que el autor transfiere aparentemente corresponde a aquella invocada por el credo marxista, en el que se presume que la clase social final y hegemónica sería a fin de cuentas, el proletariado.  El autor no se identifica con la filosofía idealista ni entra en reflexiones asumidas por la poesía reflexiva que dejan inconclusas sus aserciones en la vaguedad del concepto poético.  Difícil tarea, por cierto, pues la poesía gana en nivel de sugerencia, si buena poesía, cuando no afirma categóricamente.  Sin embargo, Corretjer produce el texto ciñéndose escrupulosamente a la dialéctica sin dejar de crear y lograr imágenes de acertado sentido estético.

Veamos ahora un análisis detallado del poema, dividido en cinco partes.

 

COMPRENSIÓN:

 

Primera parte del texto.

Como introducción, el poema se inicia con la ubicación de la voz poética en un lugar campesino, de pura naturaleza: río, árboles de pomarrosa, montañas, es decir, un locus amenus boricua, identificable con la tradición a la que gusta el poeta entroncarse de identificación paisajista, rural, como trasfondo de color patriótico, tradición que se traza de Santiago Vidarte a Gautier hasta la poética de Lloréns Torres.  Aquí el poeta (personaje, además, de su poema) mira, o más bien, presumiblemente, contempla el agua del riachuelo imagen antigua de la fugacidad o transitoriedad del existir.

Hasta este momento introductorio, se mantiene en una tónica  tradicional; salvo el momento en que cambia inmediatamente la postura ideológica  por la presencia de la imagen del "colibrí subitáneo y emergente".  La selección de esta imagen y la reflexión que el artista debe de haber otorgado a tan singular característica de este ejemplar de la fauna ornitológica puertorriqueña, radica precisamente en rescatar esa particularidad como significante para la idea del cambio en la quietud, tema que, como hemos visto, se presenta en el mismo título del poema motivo de este ensayo.  Lo original del autor al seleccionar la imagen, de por sí tan significativa, radica precisamente en que este pajarillo, común en el ambiente de campo-río-montaña de la Isla, posee la peculiaridad de moverse a velocidades admirables, al modo de un helicóptero mientras permanece, a su vez, estático y acelerado, frente a la flor de donde toma su alimento.  Ese batir vertiginoso de alas, y el hecho de permanecer en el mismo lugar, a tan acelerado vuelo detenido, dan pie al poeta para vincular la imagen a la visión filosófica que parte de Heráclito el Obscuro, conocida como dialéctica.

Desde sus primeros versos, Corretjer trabaja basándose en dicotomías, siendo las primeras vuelo-aire, soles-río.  Es notable la imagen  pomarrosa adolescente pues refuerza el carácter transformativo del árbol de la escena poética.  Estos son los dos primeros cuartetos del soneto inicial.  De ahí en adelante, el poeta encadenará los sonetos, parte por parte, hasta la terminación de la totalidad del mismo.

En los tercetos restantes, se continúan las dicotomías.  Vemos, pues, las identificadas monte-agua y al nivel de los verbos, la utilización de los verbos en modo imperativo de la segunda persona plural: mirad y dadme. El primer terceto  alude a lo que toma inmaterialmente, con la vista a la mente; el segundo, con la materialidad.  Por supuesto, el empleo del modo subjuntivo (subrayado nuestro), en este segundo verso  asegura el efecto de irrealidad:

¡Dadme la cumbre hasta llenar mi mano!

Con la mano bien llena le daría

la luz con las espumas más cercanas!

 

El objeto de la atención del poeta en el monte, es el "ortigal" y las "zarzas hirientes".  ¿Por qué?  Porque dentro de la concepción de su persona poética, aquí  personaje también de los versos,  él es poeta revolucionario, patriótico, y asume  en esas imágenes agresivas y peligrosas, el potencial, para él darle "la luz con las espumas más cercanas"  Especialmente al plantear la idea de "impune lejanía" que el ortigal posee.  No hay que olvidar que el poema abre con un río de "soles licuados", por el que ha pasado la onda, ¿del colibrí?  ¿De los haces solares a reflejarse en el río?  ¿Luz y sombra súbitas?  No hay certeza.  Sí queda planteada la escena visual y mental en que el poema va a desarrollarse, pero, por supuesto, en el ámbito concreto la imagen de la luz solar en el movimiento de las aguas de un río que suele crear un efecto semejante y que incorpora la imagen heraclitana del río que es el mismo y a la vez no es, por lo cual no es posible bañarse dos veces en un cuerpo de agua perpetuamente en transformación.

El segundo soneto resulta una expresión de anhelo de que el poema (o el canto) reclute ‑ya en la dimensión de la poesía- "la sangre flamboyana" para efectuar una operación "paisana" que se "libera con su desafío".  Queda en ambigüedad si el canto es del colibrí (aunque este pajarillo no se caracteriza por canto alguno) vinculado con el anterior, entre las "hojas del estío" (la estación más caliente del año) por lo que es necesario presumir que es el de la voz poética.  En los versos, el poeta coloca dicotomías complementarias como viento-campana y muerte-lágrimas en relaciones analógicas.  La muerte como contrapunto de temática, va  sugerida en el rebato del viento por la alusión a la campana, a toque de rebato; el viento es imagen de libertad y  fuerza; las lágrimas van insinuadas en los " holocaustos del rocío."  De forma general son todos versos oscuros a excepción del empleo de la palabra que les da el sentido gráfico, guazábara, guerra indígena de lucha contra la opresión (en referencia histórica al período de conquista y colonización de Puerto Rico), pero suponiendo una ubicación en futuro en la que se ofrecerán, en una visión utópica:

[...] ... la mañana

y la rosa y el tallo y la campana

para los holocaustos del rocío.

 

El sentido que se puede buscar es siempre a través de la interpretación simbólica, la mañana (la juventud), la rosa (el alma) y el tallo (el cuerpo); la campana como imagen de anuncio popular en la tradición religiosa de aviso o convocatoria; pero también vinculado al bronce y el bronce (y más de una campana), (incluso en el referente histórico nuestro) se ha transformado en cañón o, su inverso, cañón transformado en digamos, estatua, como la de Ponce de León en el Viejo San Juan, cuyo origen material son unos cañones invasores capturados.

En los tercetos finales encontramos las dicotomías de chispa-neblina, cumbre gasa-purpurina.  El poeta identifica la neblina como algo indeseable vs. la nube purpurina; así, otra vez, a escala simbólica la niebla oculta, ciega; en tanto la nube purpurina, tiene color rojo asociado a la fe política del poeta[6].  La "chispa que arde sin verse arder", de los versos mencionados en la tierra, representarían el germen de la contradicción, la dialéctica inexorable que el poeta va a examinar con el ojo de la poesía en la disquisición emotiva de sus versos.

El tercer soneto, se inicia un sentido de desconsuelo que la voz protagónica asume mientras escucha una que trae un mensaje, pero no lo entrega "pues es reminiscencia y es olvido".  ¿Qué nos dice?  La misma, llega de "tan lejos", ¿Es  acaso la de la historia?  La dicotomía hoy-ayer se va a plantear en los próximos versos; pues ya se ha presentado la otra, que enuncia el traer y no entregar; indicando  una negación que afecta al poeta:

¡Y esto que siento yo, como gemido,

como una voz que tan lejos llega

que trae su mensaje y no lo entrega

pues es reminiscencia y es olvido!

 

El poeta, examina la dialéctica temporal que tiene frente a sí y no presenta el cambio; se produce la tensión:

 

En esa tensión entre la realidad externa e interna (...) donde ya la palabra inicial instala estos versos en la zona del reposo meditativo ante lo circunstante...[7]

 

Es así como estos versos, suponen un resumen de una visión del mundo, a la cual René Marqués sirve de ejemplo ubicándola como una de carácter trágico, en su visión del nacionalismo puertorriqueño.  Esta vertiente política, a la que estuvo vinculado Corretjer y de la cual se aparta para abrazar el credo marxista-leninista, es parte de la misma estructura que su generación (el grupo de los años treinta) produjo como proyecto general con tendencia a la transformación social y cultural.  Si recordamos el cuento Otro día nuestro de Marqués, el personaje que homologa a Albizu Campos se le presenta como nacido fuera de tiempo.  En parte, es posible que Corretjer comparta, muy a pesar suyo, algo de la ideología nacionalista, que es una estructura mental susceptible de ser considerada como trágica, en el sentido que lo percibe Marqués y más que todo desde la perspectiva de Goldmann.[8]

Según Lucien Goldmann[9] la visión trágica no cree en la posibilidad de transformar el mundo, algo que es contrario  a la vida y la obra de Corretjer, sin embargo, el poeta cree en unos valores absolutos que no son cónsonos con el mundo; entendido éste como el sector del pueblo puertorriqueño a quien iba dirigido su discurso, la clase obrera.  También nos dice que el trágico nunca ha renunciado a la esperanza, pero no la sitúa en el mundo, algo que Corretjer, por su fe marxista y revolucionaria, sí hizo.  Pero en los versos que veremos más adelante, se manifiesta un sentido trágico que corresponde a esta idea de Goldmann cuando afirma que:

 

la conciencia trágica sólo puede encontrar en el mundo lo contingente, y al reconocer únicamente lo absoluto sólo puede encontrar lo relativo, pero como toma conciencia de estas dos limitaciones (la del mundo y la suya propia) y las niega, salva los valores humanos y supera el mundo y su propia condición.[10]

 

Veamos la siguiente tirada:

 

Siento este hoy del tiempo desprendido;

y el agua del ayer si al hoy me llega

un mañana sin góndola me anega,

de todo punto y tiempo desasido.

 

Hay un elemento de desesperanza humana en esa imagen de "mañana sin góndola" de "ahogamiento, y del terrible sentido de atemporalidad" de "todo punto y tiempo desasido".  El poeta dirá a través de la voz que  asume en el poema, y lo afirma por primera vez dentro del éste, que va quieto en la Isla, ¿en qué sentido?  Es, nos parece, la quietud de la detención o de la inmovilidad a que lo obliga una realidad objetiva (y subjetiva) de su Isla que "aún no despierta en la pasada fronda".  Resulta útil que recordemos que dicho poema se escribe o, al menos, se publica para junio de l954, según nota de Ramón Felipe Medina[11]en su histórica antología.  El poema íntegro se publica también más tarde ese año, apenas cuatro años después de las revueltas nacionalistas del 1950.

Visto, pues, dentro de este contexto mencionado, se esclarece el significado de los siguientes versos:

¿Cómo mueve mañana aquella onda

si no ha salido aún de su estamiento?

¿Qué movimiento este, el de la ronda

que parte sin salir de su elemento?

 

La palabra clave de esta estrofa es estamiento que, según el Diccionario de la Real Academia Española, significa: "estado en que uno se halla o permanece." De inmediato, el poeta pasa a la dinámica de producción imaginativa de entronque dialéctico a partir de los versos en que nos habla, paradójicamente, de partir sin salir de su elemento.  O de la ronda (algo circular, provoca vueltas) que parte sin partir de su elemento, a semejanza de los círculos concéntricos en el agua cuando cae una piedra.  Así finaliza la primera parte del poema --que consta de tres sonetos‑‑, a la par que comunica o introduce el pensamiento poético que ha de guiar la estructura englobante del poema general.  Notable tour de force, pues al utilizar una forma cerrada y difícil, como es el soneto, para discurrir en una temática compleja, como la del poema, indica a través de su formato la idea de adhesión a una disciplina, a un marco predeterminado.  Visto bien, el soneto como forma  tiene, también, cierta  propensión dialéctica, un cuarteto da pie a otro, y entre sus rimas  repite y supera y da lugar a tercetos hasta el cierre final en cuarteto.  Corretjer los distribuye estructuralmente como estrofas generativas que componen la unidad mayor.

 

Segunda parte del texto.

 

Se inicia con la tirada de los Negros laureles se han posado...  Nuevamente tenemos un tono poético de tristeza; sentido de aplazamiento en que la contemplación ha reflexionado sobre su propia circunstancia; la mirada y su embeleso se han posado, nos dice, en los negros laureles, imagen de majestad luctuosa y, "el himno sin escala está callado."  No es difícil saber que el himno a que se refiere es el de La Borinqueña, tradicionalmente un cántico revolucionario a partir de la gesta del  Grito de Lares.

No se produce el efecto de una nota de optimismo fundamental en estas imágenes; antes bien, expresan impotencia; hay ramas tronchadas por el poniente, el viento occidental (imagen del poder dominante de Occidente); el pájaro de luz estuvo preso, caído, con las alas marchitas, en las sombras.  Ese pájaro de luz bien puede ser el mismo colibrí "que pasa luminosamente", sin embargo, estuvo preso, es una imagen que no se sustenta en la dinámica narrativa del poema.  Resulta otra cosa si la ubicamos como algo íntimo, pues ¿supone una transposición del patriota Albizu Campos?  ¿El mismo Juan Antonio?

Ninguna de estas alternativas se ajusta a la lógica del poema.  Me pronuncio por la sobre imposición del adjetivo, sobre todo, por el valor fundamental que debe haber tenido a la propia psicología del poeta, quien sufrió cárcel y el sinsabor de las derrotas a los patricios nacionalistas en la Isla.  Quizás por esto Ramón Felipe Medina ve en este poema, un elemento de conmoción espiritual o "agonía".  Nos dice este autor:

 

Quieto en mi Isla voy de l954, a mi juicio, es el que con mayor dramatismo expone la aparente agonía de Corretjer, en ese momento, entre sus convicciones de materialismo dialéctico y sus inquietudes respecto a lo psíquico.[12]

 

En una entrevista de Wolgang Binder,[13] éste le preguntó a JAC, "¿Tiene usted algo como unas lecciones de la vida de prisionero, existe algo como un conocimiento adicional de la vida?"  A lo que el poeta replicó:  "...que la paciencia es una forma de valor.  Pero no hay que confundir paciencia con resignación."

Para seguir con nuestro análisis veremos que se continúa, en estos versos siguientes, con la tónica triste anteriormente destacada:  "quieto el terral (viento de la tierra) en los últimos laureles / y la sumida nota en la enramada, / ¿en qué bemol dormida Scherezada?"  Enigmático verso y de difícil desciframiento si no encajara tan bien en la idea de aplazamiento, de ir sobreviviendo, o de ir posponiendo a base de las fábulas, la inminente muerte hasta vencer, según la leyenda arábiga.  Por esta fórmula, del referente general de la cultura literaria, y de la pictórica,  traspasa al umbral de la belleza -uniendo lo artificial con la real-,  al evocar la poesía sorprendida en la naturaleza:

 

la gota de rocío bien lunada

¿de qué picasso azul moja pinceles?

 

Versos que sirven para unir la idea del cielo azul en una gota de agua mañanera; o imagen de arte que ve la inmensidad en lo muy breve.

Pasamos al segundo soneto y los dos primeros cuartetos están en la dicotomía aquel-esotro: pensamiento-sentimiento- movimiento -inmovilidad.  Esencialmente, de aquí en adelante entra el poeta en el desarrollo filosófico del poema; desarrollo de adhesión a la dialéctica materialista, como se ha dicho, y espina dorsal ideológica del marxismo-leninismo, a cuyo credo, sabemos,  se ciñó en lo fundamental de su vida política y, hasta donde le fue posible, conscientemente, en su obra literaria; la cual, pese a todo esto, descuella y ha tenido mayor difusión y arraigo por su nacionalismo poético, con el que se vincula a la tradición edénica de la lírica puertorriqueña.

La imagen conceptista que elabora es una indagación en lo que no ha sido, o no ha podido ser aún; la posibilidad de hacer surgir por mor de la dialéctica.  Ésta, regidora del mundo de la materia y de las relaciones entre los seres humanos; para la cual concibe, en su esfera conceptual y creativa  como algo inexistente:  nunca pensado, pensamiento / nunca sentido sentimiento que resuelve en:

Esotro del querer ser movimiento

que no ha querido ni querer ser uno,

en cero siendo todo y nada en uno,

todo vivido por presentimiento.

 

El último verso salva el cuarteto de "filosofismo", pues niega su dialéctica y se queda en lo intuitivo de la poesía.  El soneto finaliza con preguntas sobre el porvenir, que pone de manifiesto la duda de desconocer cómo surge el tiempo porvenir, o expresarlo incluso por vía de la intuición:

¿Transformará la rosa el denso lodo?

Aquella forma de lo presentido

¿es algo? ¿nada? ¿siempre? ¿nunca? ¿todo?

 

Resulta admirable el uso de la anfibología del primer verso del citado terceto:  y cabe la pregunta de, si la rosa transformará el lodo, o el lodo a la rosa.  Extraordinaria pregunta retórica que, a modo de palíndromo, deja abierta la posibilidad para ambas interpretaciones.  Las dicotomías algo-nada y siempre- nunca, resuelven en la totalidad:  son un todo, pero no afirmadas; y no son categóricas, antes  bien inquiridas:  Territorio pleno de la poesía.

Francisco Matos Paoli,[14] en su atinado ensayo sobre Quieto en mi Isla voy, revela que su autor "sabe unir armoniosamente la intuición y el intelecto en un maridaje perfecto"; además señala que: el contenido filosófico se transforma en vivencia poética y el ritmo modular del poema da paso a la trascendencia por medio de la intensificación de la idea en la intuición tempo-espacial. Lo cual indica un perfecto balance entre la emoción y el intelecto.”[15]

Matos Paoli descubre un cambio en su poesía, pues su autor acude, nos dice, a Heráclito el oscuro para formalizar un diapasón enigmático, fuera de la aparente lógica de todo conformismo dogmático.  De esta forma, continúa explicando el poeta y crítico, penetra en la multiforme realidad "tan evasiva en el ensueño y tan firme en la materia irradiante del mundo en que convivimos todos.[16]

En el tercer soneto de la segunda parte, nos ubica en  una confrontación íntima de la voz personificada en la expresión poética, en una asunción que hace constar  su duda en el examen reflexivo dentro del cual se ha enfrascado.  Es la duda legítima y humana que da dimensión y no resta a todo aquel que cree firmemente en algo; especialmente si dichas deducciones le responden con el elemento incongruente en la deducción dialéctica dentro los acontecimientos de la cotidianidad que no encuadran con la visión ideológica presumida.  De ahí la sinceridad del discurso poético, que reclama el derecho a decir y pensar y sentir sus más auténticos reclamos; incluso aquellos planteados por la duda:

 

No me podréis borrar lo que he pensado

ni quitarme podréis lo ya sentido,

ni despojarme de lo que he querido,

ni robarme jamás lo que he soñado.

 

Momento que se hace dramático en los siguientes:

 

¡Atrás! ¡Demonio de lo no frustrado!

pues un día ha de ser lo que no ha sido

e ideado será lo no ideado

y conocido lo desconocido.

 

Interesante expresión conceptista, pues habría sido más correcto un demonio de lo frustrado; sobre todo, por la afirmación de fe futura que insuflan los versos subsiguientes; aunque parezca forzado en la voz asumida dentro de los versos, dentro de la cual caben matices que se salen del uso; de todas formas, aun cuando los versos resulten expresivos, pues JAC no se mostró jamás frustrado, ni se embarcó en posiciones derrotistas, diríamos que fue siempre un hombre de fe ideológica, dentro de cierta estructura cuasi teologal adjudicada a la ortodoxia dentro del campo socialista.  La voz que asume en la forma literaria trasluce, a no dudar, las ideas del hombre real que no se permite la duda, pero que no deja de hacerla asomar, tras la imagen judeo-cristiana del demonio para luego reafirmarse, por vía del cuarteto ya citado, en que se guarda de reconocer la posibilidad de frustración.

Los siguientes tercetos se hacen eco de la metafísica; eco de Calderón y de Unamuno -¡gran poesía!- el poeta esboza en simbólicos colores gris (negación) / verdes: (verdades): sueños-ensueños la particular visión tradicional de la vida como mero sueño.  Y cierra la tirada para abrirse a la parte siguiente que él la vincula por la encadenación del último terceto con el último de la parte siguiente, mediante la conjunción luego.

 

...la realidad es solo un hilo,

y un hilo mismo teje aurora y sombra,

hila, la vida el labio que te nombra,

el huracán furioso el mar tranquilo;

 

Desde el punto de vista discursivo, ya en estos últimos tercetos entra en la idea de la fugacidad vital, de la vida-sueño; discurre sobre la realidad, en magistrales versos que tienen eco la poesía española del Siglo de Oro, y que podrían en nuestro tiempo, ser paradigmas de nuestra lengua:

 

el amor que en mi casa domicilio,

el puñal acechante que se ensombra,

y de un estambre son quien te renombra

y quien te lleva el corazón en vilo.

 

 

En el primer cuarteto opone aurora y sombra y en el segundo puñal y corazón, imágenes contundentes del desarrollo vital; la vida como un hilo, el amor como fundamento, y el símbolo de terminación del hilo:  el puñal; muerte posible.  La enunciación sintética de los versos, abre flanco a esta interpretación.  La razón es el carácter tan íntimo de la divagación que el poeta se impone, penetración filosófica del misterio de la naturaleza y de los fenómenos del existir, pero a la luz de la propia reflexión (reflejo), en la búsqueda de una explicación profunda en la fenomenología dialéctica de su entorno.  Por eso, los siguientes versos introduce el mundo del progreso moderno, representado por el aeroplano, el puente y comunicación entre el exilio puertorriqueño en la Metrópoli, o más abiertamente, la metrópoli como otra patria igual.  La imagen es lejanía y permanencia, en binomio dicotómico:

 

Allá va, por penúltimas alturas

- un cielo todo azul no lo revela -

el avión que hacia otra patria vuela.

 

 

El efecto es auditivo, aunque no lo menciona, pues si no lo ve, entonces es que lo ha oído; sin embargo, sería más correcto suponer la estela blanca que se adivina en el azul, junto al sonido, lo que permite la identificación:

Y al hilo que lo lleva por los astros

trocando por gigantes miniaturas

cose mis labios y átame los rastros.

 

¿Y el significado de estos versos, qué nos dan?  Muy difíciles de clarificar.  Sin embargo, la palabra hilo viene en ayuda.  Hilo, ha usado el poeta, como idea de realidad y realidad de vida.  ¿Se trata de la vida de los que manejan la máquina?  ¿De la realidad de las fuerzas físicas (la realidad) que permiten su vuelo?  ¿O es  un hilo figurativo - la estela - que tiene la capacidad de coser los labios, es decir, dejarlo enmudecido momentáneamente y atar sus rastros (pies), en el momento en vilo de la inquisitiva contemplación?  La imagen de trocar gigantes: las montañas, edificios en miniaturas: la disminución objetiva de lejanía óptica está certeramente expresada en el verso que figura el avión a distancia, mirada desde arriba, en lejanía, a la tierra que momentáneamente se abandona.  El verso: cose mis labios y átame los rastros plantea la posibilidad de que el poeta-personaje del poema, quede mudo de emoción a la par que permanezca en tierra (donde están sus rastros-historia) dando por reiteración la idea recurrente de "ir" - quieto-en -mi- isla: imagen simultánea de estaticidad y movimiento, lo cual corresponde muy correctamente con la ilación de transformación callada que supone la dialéctica.

 

Tercera parte del texto.

En esta sección, el poeta cambia el modelo de versificación y se ajusta a tercetos encadenados endecasílabos; elección atinada, pues permite la sensación de "fluidez".  El poeta retorna de lleno a la motivación inspirativa original, lo cual explica su alusión al numen; aquí los versos se tornan harto densos:

 

Numen, que en los azares del regreso,

tocara, en fino cornetín de plata,

y solo un tono, somatén y beso:

 

 

Si tomamos el verso literalmente los azares del regreso, pueden aludir al recuerdo, en este tiempo adicional de reflexión, desde que comenzó el poema o, acaso para hacer referencia al último regreso suyo de la cárcel, si uno se apoya en la biografía del poeta conocida.  Aquí la información, que nos la ofrece Ramón Felipe Medina, en obra ya citada, se puede utilizar para clarificar el planteamiento: “Además del encarcelamiento, Corretjer sufrió esa vez un largo proceso, desde que se radicó la acusación en diciembre de l950, hasta que él desechó la idea de continuar el caso en marzo de l952 y aceptó la sentencia que le dictaron.  Fueron seis meses de cárcel.”[17]

            En ambos casos no es grave importancia como resulta la imagen de fino cornetín de plata, ¿es el pico del pájaro? ¿o es imagen del río?  El verso: "y sólo un tono, somatén y beso:  "somatén" es voz catalana para cuerpo de gente armada que no pertenece al ejército, que se reúne a toque de campana para perseguir a los criminales o a defenderse del enemigo, según el Diccionario de la Real Academia Española.  Por nuestra parte, nos acogemos a la idea de que el poeta alude al colibrí y no al río, pues, a media voz la joven serenata, en el verso siguiente es una imagen del pájaro sobrevolando en quietud sobre la flor:

 

y, sobre media voz, lumbre que aviva

en tenso calderón rosa escarlata:

reposa ya en la fuente rediviva,

en el cutis del pétalo reposa,

 

La palabra conductora es calderón, la cual define el Diccionario de la Academia, como un "delfín de gran tamaño, de cabeza luminosa, casi globosa."  De esta manera compara al pájaro con la pinta del delfín, imagen nada caprichosa; el pajarillo nuestro responde a esa catadura.  Los próximos versos hacen la imagen:

 

No la inquietud que en el afán rebosa,

ni en hélices del viento inútil prisa:

con medio sol hace botón la rosa.

 

Aquí estamos en el corazón de la idea creativa dialéctica.  El poeta nos lanza en esa imagen todo el misterio de la creación poética y también de la naturaleza.  Por el lado de la poesía encontramos que Ibáñez Langlois afirma estas atinadas observaciones, que sirven para entender el idiolecto lírico de Corretjer: “Todo hombre, ciertamente, usa de los signos verbales para expresar su pensamiento, e incluso para pensar.  Pero, ¿hay en este uso un trato directo con la palabra, con el signo como cosa en sí?  Sólo de un modo ocasional, pues la relación se entabla directamente con el objeto representado por el signo, o con la idea, concepto, sensación, experiencia de la cosa, que el transparente intermediario de la palabra comunica, y que sólo comunica en virtud de su propia desaparición.  Pero el poeta goza de un privilegio muy distinto.  En su relación con el signo verbal, para él es esencial lo que es secundario para los demás:  el trato directo con esta "cosa" que es la palabra en su realidad inmediata.  Los poemas se hacen de palabras, como la música se hace de sonidos  y  el cuadro de colores.  El signo verbal no es entonces transparente; no es la inadvertida prolongación de su pensamiento, como pudiera serlo un lente para la vista: es opaco, tiene realidad propia.  Las cualidades que le corresponden como cosa se despiertan bruscamente en su uso poético: el sonido, el ritmo, la imagen y la carga de asociaciones no convencionales que derivan de estas propiedades.”[18]

Para Yajot,[19] la esencia de la negación consiste en que en el mundo material tienen lugar procesos de constante renovación; dice además que hay perecimiento de viejos fenómenos y surgimiento de nuevos: la sustitución de lo viejo con lo nuevo es su negación.  Por otro lado, F.V. Konstantinov[20] nos explica que: “El movimiento no es un estado accidental de la materia sino una propiedad universal, eterna e  inseparable de ella; es su modo de existir, su atributo.  Las cosas son lo que son en virtud del movimiento propio...”

Añade, en la misma página, poco más adelante, que, el movimiento es el modo eterno de existencia de la materia.  Así lo expresa en sus versos el poeta:

con medio sol hace el botón la rosa,

lleva, perfume y élitros, la brisa.

Huye, riendo de sí, la fácil fuente,

ansia toda de río su divisa.

 

De ahí parte el poeta a ver el agua tornarse de la fuente al río y de éste a la mar, en el perpetuo movimiento que le adjudica el epígrafe del fragmento 5l de Heráclito:  "La realidad, discrepando de sí misma, consigo misma concuerda: armonía de lo antagónico como el arco y la lira."  Feliz imagen que da título a un excelente libro de ensayos sobre poesía de Octavio Paz.

Cierra la parte con la entrada de la noche, pero la luz solar de forma dialéctica va contenida en la luz lunar; el poeta afirma que no va por senda irreal y que trasciende toda fantasía, algo que, tratándose de la poesía, debe ser tomado como eso mismo: una afirmación poética.  Entonces reitera nuevamente la posibilidad transformativa; con la caída de la noche, no muere el sol, vive en la luz lunar:

La noche cubre

la desnudez del sol.  No muere el día

-el sol en esa luna se descubre.-

 

Cuarta parte del texto.

En esta sección reaparece la imagen de la fuente pero que no es de ninguna manera la que nos mostró de día en la parte anterior.  Es la ingeniosísima visión de la Vía Láctea:

En la noche serena hay una fuente

y en la mitad del cielo mana y mana,

mana agua de luz esa fontana

un agua que se bebe por la frente.

 

La percepción poética es el otorgamiento de capacidades visionarias a quien ve el cielo nocturno:

podrá abrirle al rocío una ventana,

entrar por ella sigilosamente.

 

He aquí la esencia de la poesía; como afirma Gastón Bachellard:  "A ciertas horas, la poesía difunde ondas de calma.  De ser imaginado, la calma se instituye como una emergencia del ser, como un valor que domina pese al estado subalterno del ser, pese a un mundo trastornado.  La inmensidad ha sido agrandada por la contemplación."[21]

Al volver a la imagen de abrirle al rocío una ventana, nos remite la memoria al verso de la parte II:  "la gota de rocío bien lunada/ ¿de qué picasso azul moja pinceles?, porque en ambas cae bajo el ejemplo de lo que Gastón Bachellard llama la miniatura, o, congruente con su idea de la lupa, nos dice el filósofo-poeta:

“(...) El hombre de la lupa toma el mundo como una novedad.  Si nos confiara sus descubrimientos sus descubrimientos vividos, nos daría documentos de fenomenología pura, donde el descubrimiento del mundo, sería más que una palabra gastada, más que una palabra empañada por su uso filosófico frecuente.  A menudo el filósofo describe  fenomenológicamente [...]  Un pobre objeto es entonces el portero del vasto mundo.”[22]

El poeta compone esta parte en cuartetos; a partir del  tercero, apostrofa a la luna; la luna como fuente creadora y dinámica que con su tenue luz colorea las cosas.  La enumeración en el verso es de cosas perladas.  Aparece el fenómeno de la lluvia y la transformación que ejerce sobre la rosa.  Entonces el cuadro expresionista está pintado:

Deshaces los contornos, las esquinas,

tornas en albas torres diamantinas

óxidos techos, áspera azotea.

 

Transfiguras en mármoles la brea,

toscas tablas en puertas cristalinas,

y ya son sobre el río las neblinas

griegos esquifes que creó tu idea.

 

El proceso de imaginación se ha reforzado por el efecto de la luz lunar y la lluvia y se ha creado la transmutación de la realidad, sin exacerbar la dialéctica.  Es terreno de una conservadora fantasía que tiene como promedio la ingenua realidad circundante.  Sin embargo en los versos siguientes se desboca la potra indócil de la poesía y el asunto es muy otro:

 

En marcha el platanar. Blande su espada

doncel helecho en abril florido.

 

Afrodita en la plaza está sentada

y cabe el limonero se han dormido

rojo clavel y luminosa hada.

 

El poeta culmina la jornada con la aserción metafísica inversa, pues cierra los ojos y se pregunta que ha sido.  No sueño, o ensueño, no delectación de la imaginación, sino el acto de afirmación de la potencia creadora del hombre, del poeta.  Según Yajot:[23] “...lo universal existe objetivamente en la propia realidad, más no por sí solo, no separado de las cosas, sino en las propiedades comunes que poseen las cosas y los fenómenos.  Lo universal, pues, se refleja en nuestra conciencia, pero no es creado por ella.”

 

Quinta parte del texto.

 

Ramón Felipe Medina ve en este poema "claves reflexivas de materialismo dialéctico", estas "adquieren una dimensión personal a través de la expresión poética.  En realidad, muy raras veces [...] el pensamiento riguroso ha alcanzado cimas de lenguaje lírico como en este poema [...]"[24]

Al concluir con un soneto final, el poeta vuelve a la forma inicial con la cual empezar la composición.  El soneto aquí es un resumen de la filosofía poética personal que hemos tratado de escudriñar.

Lo que era, lo que es, lo que mañana

volverá a ser, sin antes haber sido,

la chispa que antecede al estampido

o el eco que repite la campana.

 

Aquí, el poeta se adscribe de nuevo al devenir dialéctico; casi podemos decir de su pensamiento cónsono con estas palabras de Yajot: “Así pues, la esencia de la ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cualitativos consiste en que los cambios cuantitativos, pequeños e imperceptibles al principio, van acumulándose gradualmente y en cierta etapa conducen a cambios cualitativos radicales, a consecuencia de lo cual desaparece la vieja cualidad y surge una  calidad nueva, la cual a su vez, lleva nuevos cambios cuantitativos.”[25]

Vuelve en el segundo cuarteto a la imagen de la fuente cuyo chorro se le transforma en laurel erguido; imágenes de la capacidad creativa de la imaginación poética que tiene como base la realidad inmediata y su codificación en el lenguaje.

Así nos dice Samuel R. Levin [26] que:

 

            La poesía difiere del discurso normal, entre otras cosas, por la forma en que utiliza el lenguaje.  [...] muchos rasgos que distinguen a la poesía del lenguaje ordinario se derivan del hecho de que el autor del poema trata de superarse a sí mismo en su tarea.  Ello da lugar a un número y una variedad considerable de particularidades lingüísticas.  El modo en que estas particularidades contribuyen a originar el efecto poético consiste, sin embargo, no en la manipulación y en la explotación de las posibilidades que encierra la estructura del lenguaje normal, sino en la manipulación y explotación de un conjunto de  convenciones que, aunque en un principio puedan haberse derivado del discurso ordinario, han llegado a convertirse en rasgos incorporados al corpus de características que forman la convención poética.

            Finaliza el poeta con la vuelta del sol transformando la realidad representada; y lo concluye con una reflexión subjetiva sobre la vida propia, como la de todo humano:

 

que vida y muerte en un guarismo sumo:

vive de mí la llama que me quema

y yo en ella me nutro y me consumo.

 

Este elemento filosófico no parece ser propensión del poeta, quien prefería expresar su yo político antes que todo; sin embargo, en la antes mencionada entrevista de Binder afirmó:

El tiempo personal es nada, apenas un suspiro.  Entonces uno comprende mejor la relación que ese suspiro tiene dentro de la gran ráfaga del infinito, por lo menos del tiempo histórico.[27]

 

EXPLICACIÓN:

Al comienzo de este análisis esbozamos las ideas de comprensión que, según Goldmann, se ocupan de los elementos de la génesis del producto literario; la parte de explicación corresponde a la inserción del texto en una estructura englobante que sería la totalidad de la obra del poeta y esta, a su vez, en una visión del mundo conforme a la clase social con la que se identifica el autor, que debe reflejar un máximo de conciencia posible de esa clase.  El proceso de explicación lo  hemos tocado al relacionar la creación de esta obra con las estructuras mentales del nacionalismo en algunas secciones; y con la adhesión consciente del artista a una ideología política que se vincula por sus teóricos a la clase social proletaria.  No creo que el poema refleje conciencia proletaria alguna, excepto su vinculación filosófica al materialismo histórico que no es absoluto en todo momento.  Prevalecen en el poema valores y visión del mundo intelectual, de la poesía, que, hasta este momento, son la esencia de la creatividad en el hombre y no corresponden a clase social alguna.  Es sumamente difícil trazar la clase social con la que se identifica el poeta, independientemente de su credo marxista confeso.  Esto es así porque este poema es parte de una unidad mayor que es la obra poética del artista de la cual representa tan sólo una variante, precisamente, de la regularidad de su poesía.  Y, sin embargo, me parece,  expresa mejor sus credos poéticos y sus más íntimas y humanas capacidades creadoras  al servicio de la causa en su creación literaria.

Podemos, sin embargo, afirmar que Corretjer pertenece a la generación del 30, la así nominada élite que se volcó en la búsqueda del ser puertorriqueño y que asumió su compromiso social por dos vertientes: el reformismo de corte populista y el nacionalismo.  Corretjer, quien militó en las filas del nacionalismo tras el triunfo del reformismo, por encima de la visión nacionalista incorporó la particular visión del mundo puertorriqueñista de esta generación, la cual quedó firmemente marcada en la conciencia del poeta, a pesar de su adhesión a los credos marxistas.  Su actitud de apoyo a los valores de uso vs. los valores de cambio del mundo creado por el reformismo triunfante de Muñoz Marín, le hacen crear y reproducir en esta obra la  visión transformativa de la realidad, una de las actitudes de esta generación.  En la dicotomía evolución vs. revolución, en que se demarcó tanto el nacionalismo como  el reformismo populista del Partido Popular Democrático, la estructura mental significativa coherente  del  poema resulta ser la aspiración al cambio; categoría que, como  hemos  señalado, está vinculada al grupo generacional de Corretjer cuyo proyecto fue precisamente la promoción del cambio en Puerto Rico y la permanencia de cierto nacionalismo cultural.  Esto, independientemente de que el poema postule una dialéctica marxista, lo que es coincidencial.  El hecho de que el poeta fuera un político activo dentro de la Liga Socialista, grupo que lideró hasta su muerte, mientras que en su obra poética tiende a representar más los valores nacionalistas y no los internacionalistas que postulaba el marxismo oficial, hacen pensar que pese al credo marxista del autor de este excelente poema, la clase social representada no es exactamente el  proletariado, apenas si aludido en la misma, sino el grupo generacional treintista, de entronque burgués y pequeño burgués liberal, con adhesión a la heroicidad y a la individualidad, no sólo de la gestión revolucionaria sino de la creación misma en la que el poeta es el representante proclamado de la patria.  De esta suerte, la explicación ya reconocida no conduce a la compresión (en este caso parcial) de una estructura significativa que vemos venir de una promoción ideológica que siempre tuvo como proyecto la transformación y el cambio: en la educación, en la literatura, pero sobre todo, en la sociedad.  De ahí que hombres como Muñoz Marín, y Corretjer, así como Albizu Campos, en el campo político compartan estructuras similares de pensamiento con escritores como Pedreira, Laguerre, Margot Arce, Concha Meléndez, Géigel Polanco y otros.  Dentro de ese nacionalismo subyacente en todos ellos está la revalorización y hasta la proclamada necesidad de inventar a Puerto Rico.

 

Conclusión:

En términos generales quisiéramos haber hecho una humilde aportación a la hermenéutica de una obra difícil aparentemente y de indudable valor en el universo poético de uno de los poetas mayores de Puerto Rico, mediante el uso del instrumento de la sociología literaria, pero aplicada con otros elementos que puedan proveer al esclarecimiento de la parte de la explicación de que Goldmann nos habla.  Este trabajo no pretende ser una interpretación definitiva, sino un ensayo de posibilidades en la apreciación de uno de nuestros poetas de más originalidad y permanencia en nuestra lírica.


BIBLIOGRAFÍA

Bachellard, Gastón. La poética del espacio. Trad. de Ernestina de Champourcin. 2da. Ed. México: Fondo de Cultura Económica, l975.

Beauchamp, José Juan. "Totalidad, escritura sexuada y lenguaje de La tierra prometida de Clemente Soto Vélez", capítulo del libro inédito Literatura y sexualidad.

Binder, Wolfgang. "Una literatura sin fronteras": Juan Antonio Corretjer y Consuelo Lee.  (Entrevista) Claridad / En Rojo del 24 al 30 de marzo de 1995. págs. 22-23

Corretjer, Juan Antonio. Día antes: cuarenta años de poesía. l927-l967. Recopilación, prólogo y notas de Ramón Felipe Medina. Río Piedras: Antillana, l973.

Goldmann, Lucien. El hombre y lo absoluto:El dios oculto.2da. Ed. Barcelona: Península, l985.

----------------,et. al. Sociología de la creación literaria. Trad. de Hugo Acevedo. Buenos Aires: Nueva Visión, l984.

Ibáñez Langlois, José Miguel.  La creación poética. Madrid: Rialp, l964.

Konstantinov, F.V.  Fundamentos de la filosofía marxista. Traducción directa del ruso de Adolfo Sánchez Vázquez y Wenseslao Roces. México: Grijalbo, l965.

Levin, Samuel R. Estructuras lingüísticas de la poesía.4ta. ed. Presentación y apéndice de Lázaro Carreter. Madrid: Cátedra, l983.

Marqués, René. Ensayos (1953-1966). Río Piedras: Antillana, 1967.

Martínez Capó, Juan. "Construcción del Sur y Quieto en mi Isla voy" La escena literaria, El mundo Puerto Rico Ilustrado. 8 de diciembre de l974, p.10.

Matos Paoli, Francisco. "Quieto en mi Isla voy."Mairena Año V. Núm. 15, l985. págs. 15-26.

Medina López, Ramón Felipe. Juan Antonio Corretjer: Poeta nacional puertorriqueño.  Cuarenta años de poesía  (l927-l967). San Juan: Instituto de

Cultura Puertorriqueña, l984.

__________________________." Lo religioso en la poesía de Juan Antonio Corretjer." La revista Centro de Estudios Avanzados y del Caribe. Enero-junio de l987, Núm.4 p.85-87.

Real Academia Española.   Diccionario de la lengua española. Tomos I y II. Madrid: R.A.E., l984.

Yajot, O.  Qué es el materialismo dialéctico. 4ta. Reimp.  México: Fondo de Cultura Popular, l976.

 

 

 


APÉNDICE

 

 

QUIETO EN MI ISLA VOY

(VARIACIONES SOBRE LA REALIDAD) de Juan Antonio Corretjer.

 

La realidad, discrepando de sí misma,

consigo misma concuerda: armonía de

lo antagónico como en el arco y la lira.

 

Heráclito El Obscuro.

Fragmento 51.

 

Onda que pasa luminosamente

por el río de soles licuados.

Coloridos, sonoros pareados:

colibrí subitáneo y emergente.

 

Azoro a medio muslo, refulgente,

con gritos en espumas salpicados,

y aquellos vuelos grises levantados

desde la pomarrosa adolescente.

 

Mirad el monte allá, ¡qué azul lejano!

¡qué de ortigal impune lejanía!

¡qué de zarzas hirientes tan lejanas!

 

¡Dadme la cumbre hasta llenar mi mano!

¡Con la mano bien llena le daría

la luz con las espumas más cercanas!

 

¡Canto, que entre las hojas del estío

reclutará la sangre flamboyana

para la rubia operación paisana

que se liberta con su desafío!

 

Toca a rebato el viento, campo mío.

A guazábara y glorias, la mañana

y la rosa y el tallo y la campana

para los holocaustos del rocío.

 

¿Divulgará la chispa que en la tierra

arde sin verse arder? Esa neblina

en la hondonada a no pasar se aferra,

 

así como la gasa levantina

que aún envuelve la cumbre de la sierra

delante de una nube purpurina.

 

¡Y ésto que siento yo, como gemido,

como una voz que de tan lejos llega

que trae su mensaje y no lo entrega

pues es reminiscencia y es olvido!

 

Siento este hoy del tiempo desprendido;

y el agua del ayer si al hoy me llega

un mañana sin góndola me anega,

de todo punto y tiempo desasido.

 

Quieto en mi Isla, voy. Ya sopla el viento

y aún no despierta en la pasada fronda.

¿Cómo mueve mañana aquella onda

 

si no ha salido aún de su estamiento?

¿Qué movimiento éste, el de la ronda

que parte sin salir de su elemento?

 

II

 

En los negros laureles se han posado

 ‑allí yace el alisio como un beso‑

se han posado mirada y embeleso,

y el himno sin escala está callado.

 

El poniente sus ramas ha tronchado.

Y el pájaro de luz que estuvo preso

mustió. sus alas y dejó su peso

lentamente en las sombras derribado.

 

Posado el embeleso y la mirada,

quieto el terral en últimos laureles

y la sumida nota en la enramada,

 

¿en qué bemol dormida Cherezada

la gota de rocío bien lunada?

¿de qué picasso azul moja pinceles?

 

Aquél nunca pensado pensamiento

puesto jamás en cosa o ser alguno,

aquél nunca sentido sentimiento

cuya cuerda vibrara por ninguno.

 

Esotro del querer ser movimiento

que no ha querido ni querer ser uno,

en cero siendo todo y nada en uno,

todo vivido por presentimiento.

 

¿En qué taller aquél futuro modo?

¿De qué emoción será lo aún no sentido?

¿Cómo habrá de ascender lo no movido?

 

 

 

¿Transformará la rosa el denso lodo?

Aquella forma de lo presentido

¿es algo? ¿nada? ¿siempre? ¿nunca? ¿todo?

 

No me podréis borrar lo que he pensado

ni quitarme podréis lo ya sentido,

ni despojarme de lo que he querido,

ni robarme jamás lo que he soñado.

 

¡Atrás! ¡demonio de lo no frustrado!

pues un día ha de ser lo que no ha sido

e ideado será lo no ideado

y conocido lo desconocido.

 

¡Si sueños son los días y los años

y hasta nosotros mismos somos sueños!,

las alegrías y los desengaños,

 

grises de otoño, verdes abrileños

sueños son, las verdades, los engaños,

¡y aún nuestros propios sueños son ensueños!,

 

luego, la realidad es solo un hilo,

y un hilo mismo teje aurora y sombra,

hila la vida el labio que te nombra,

el huracán furioso el mar tranquilo;

 

el amor que en mi casa domicilo,

el puñal acechante que se ensombra,

y de un estambre son quien te renombra

y quien te lleva el corazón en vilo.

 

Allá va, por penúltimas alturas

‑un cielo todo azul no lo revela‑

el avión que hacía otra patria vuela.

 

Y el hilo que lo lleva por los astros

trocando por gigantes miniaturas

cose mis labios y átame los rastros.

 

III

Numen, que en los azares del regreso

tocara, en fino cornetín de plata,

y solo un tono, somatén y beso:

 

a media voz la joven serenata

y, sobre media voz, lumbre que aviva

en tenso calderón rosa escarlata:

 

reposa ya en la fuente rediviva,

el cutis del pétalo reposa,

"presa en laurel la planta fugitiva".

 

No la inquietud que en el afán rebosa,

no en hélices del viento inútil prisa:

con medio sol hace el botón la rosa,

 

lleva, perfume y élitros, la brisa.

Huye, riendo de sí, la fácil fuente,

ansia toda de río su divisa.

 

Pero va a hundir en ducho mar, la frente

y al fondo de la mar vuelve a la tierra

y de la tierra al mar, eternamente.

 

¡Aún esa larga lágrima del monte

que surcó la mejilla de la sierra

yéndose hasta el azul del horizonte,

vuelta a la luz con la marina espuma

en terca nube sobre el campo yerra

y vuelve al río y se convierte en bruma!

 

No por senda. irreal viaja mi pluma.

Mas, trascendiendo toda fantasía,

quieto en mi Isla voy.

 

La noche cubre

la desnudez del sol. No muere el día

‑El sol en esa luna se descubre.‑

 

IV

 

En la noche serena hay una fuente

y en la mitad del cielo mana y mana,

mana agua de luz esa fontana:

un agua que se bebe por la frente.

 

Quien bebe de esa agua es un vidente

de la noche más bruja y más lejana:

podrá abrirle al rocío una ventana,

entrar por ella sigilosamente.

 

¿Qué mundo creas de alabastros, luna?

¿Qué de jugos de lirios y jazmines,

níveos arroces, pálida aceituna,

fluyen desde tu fuente silenciosa?

 

Te veo llover.

 

Abre la blanca rosa.

 

Ladran unos fantásticos mastines.

 

Y recorres las calles de la aldea.

 

Deshaces los contornos, las esquinas,

tornas en albas torres diamantinas

óxidos techos, áspera azotea.

 

Transfiguras en mármoles la brea,

toscas tablas en puertas cristalinas,

y ya son sobre el río las neblinas

griegos esquifes que creó tu idea.

 

 

En marcha el platanar. Blande su espada

doncel helecho en el abril florido.

Afrodita en la plaza está sentada

y cabe el limonero se han dormido

rojo clavel y luminosa hada.

 

Cierro los ojos ya.

 

Todo, ¿qué ha sido?

 

V

 

Lo que era, lo que es, lo que mañana

volverá a ser, sin antes haber sido,

la chispa que antecede al estampido

o el eco que repite la campana.

 

El chorro, que al huir de la fontana

lleva la imagen del laurel erguido,

la imagen del laurel que ya se ha ido

y queda aún en donde el chorro mana.

 

Rayo de sol que hace brotar la yema

y extrae su vida de la yema en humo,

tal doble acción hasta tal punto extrema

 

que vida y muerte en un guarismo sumo:

vive de mí la llama que me quema

y yo en ella me nutro y me consumo.

 

 



   [1] Lucien Goldmann. "La sociología y la literatura: situación actual y problemas de método". en Goldmann et. al. Sociología de la creación literaria p.20.

   

 [2] Francisco Pizarro. Análisis estructural de la novela, p.25.

 [3] Ramón Felipe Medina.  Juan  Antonio Corretjer:  Poeta nacional puertorriqueño.   Cuarenta años de poesía (l927-l967). p.81. 

[4] Ibid.p.66-67

[5]  José Juan Beauchamp. "Totalidad, escritura sexuada y lenguaje de  La  tierra  prometida de  Clemente Soto Vélez.  ( Fotocopia del capítulo del libro inédito Sexualidad y literatura). p.5

[6] Goldmann afirma: "Me parece que se puede emplear el término fe, respetando lo esencial de su significación corriente, para designar esta actitud total, naturalmente a condición de liberarlo de las contingencias individuales, históricas y sociales que no ligan a tal o cual religión determinada, e incluso a las religiones positivas en general.  En efecto no conocemos ningún otro término que indique con tanta precisión el fundamento de los valores de en la realidad y el carácter diferenciado y jerárquico de toda realidad con relación a los valores. El hombre y lo absoluto. El dios oculto. pp.112-113

 [7]  Juan Martínez Capó. "Construcción del Sur y Quieto en mi Isla voy". El Mundo, Puerto Rico Ilustrado, 8 de diciembre de l974 p.10

 

 

 [8] Este  autor esgrime una  tesis que en el tiempo ha sido confrontada  y  es un tanto cuestionable, pero se hace en tanto estructura mental  nacionalista - al menos ideológicamente hablando también él comparte.  Marqués afirma que: "la cohesión del movimiento nacionalista  en sus años de mayor actividad se basaba,  más en una condición psicológica común a sus miembros - el pretendido impulso suicida del puertorriqueño llevado  a su más alta exacerbación - que en una doctrina revolucionaria o en una metodología terrorista.  "El puertorriqueño dócil", Ensayos. (l953-l966)  p.l59.

 

                 [9]  Op. cit. p.48.

  [10] Ibid.p.74

 [11] Ramón Felipe Medina.  Selección, prólogo y notas a  Día antes. Cuarenta años de poesía., 1927- l967.  Todos los versos de este poema están tomados de esta edición.p.l25.

 [12] "Lo religioso en la poesía de Juan Antonio Corretjer".  La revista  (Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe) enero-junio de 1987. Núm. 4. P. 95. 

 [13]  "Una literatura sin fronteras", Claridad / En Rojo, 24-30 de marzo de 1995, 22.

         [14]  Mairena, Año V, Núm. 15, 1983, p.22.

         [15]  Ibid.

         [16]  Ibid., p. 15.

 [17] Op. cit., p. 30-31.

 [18]  La creación poética, p. 89-90.

 [19]  Qué es el materialismo dialéctico, 4ta. reimpresión, p. 125.

 [20]  Fundamentos de la filosofía marxista, p. 124.

 [21]  La poética del espacio, p. 249.

 [22] Ibid., 191.

          [23]  Op. cit., p. 145.

 [24]  Op. cit., p. 163.

 [25]  Op. cit., p. 95-96.

 [26]  Estructuras lingüísticas de la poesía, p.87.

 [27]  Loc. cit., p. 22.

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Reynaldo Marcos Padua

Profesor de Estudios Hispánicos. Narrador, poeta, antólogo e investigador literario. Interés por la música, conocedor de la música popular de tríos. Interés en la literatura hispánica en general de todas las épocas.

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