Dónde
estabas tú cuando yo me caí de Reynaldo Marcos
Padua
Por Ángel M. Encarnación Rivera
“Dónde estabas tú cuando yo me caí” es el título tanto
del cuaderno, Los libros de la iguana, 2017, como del primer relato de esta
selección. El cuento trata de una primera persona que rememora una experiencia
amorosa habida fuera de matrimonio. Es una mujer rica, casada con un hombre que
realiza frecuentes viajes de negocio, ahora convertida, según ella se describe,
en una “elegante y bella mujer que da pena.” Fue una aventura espontánea
iniciada en un restaurante corriente con un joven rebelde y atrevido, incapaz
de comprometerse en alguna circunstancia de la vida. El joven insiste en un
amor indefinido, egoísta y obtuso que solamente exige y no da nada a cambio.
Ella se entrega a una relación de medio tiempo que la consume, pero que termina
del mismo modo como comenzó. El recuerdo se retrotrae a la caída que sufrió al
intentar encontrar a su amante en una supuesta dirección que este le había
informado. Rueda escaleras abajo
gritándole infructuosamente.
Es una relación espejo, ambos se reflejan el uno en la
otra. Las mismas descripciones de ese amorío, apartada del esposo, se le pueden
aplicar a ambos; ella, mayor que su amante, está casada con un hombre mayor,
incomunicada en dicha relación; existencia intrascendente, lejanía entre ambos.
Sus únicos agarres con la realidad son las revistas de moda, el Internet, los
autos y las reuniones con amigas insulsas. Este encuentro consigo misma en la
aventura es lo que más nos impresiona. Elocuente descripción del ser humano
contemporáneo que no sabe dónde va.
La exploración del ser humano contemporáneo se da en
el resto de los relatos. Se trata de diecisiete narraciones o cuentos y una
final que se denomina “novela corta”, “El fin de Edmundo Delfín.” Cada relato
del cuaderno ofrece conflictos intensos y soluciones sorpresivas. Así resulta
con “El hacker,” una narración infernal, caótica, sobre un genio de las
computadoras que sube a los infiernos de forma virtual por causa de sus manejos
de virus en sistemas informáticos que ocasionan cientos de muertes. La red es
el infierno contemporáneo, la muerte y la salvación. Es la misma norma que mide
la infidelidad en “Caza infieles: detective privado.” Por medio de la red informática se puede
investigar la vida de ladrones, drogadictos, rutinas de vida e infidelidades,
especialmente si se logran conquistar por la Internet. En “Heriberto Primero,
el Grande,” la infidelidad no se descubre en la red, pero pervive en el
universo de oficinas, bares, Audis y copas. Heriberto, el casanova triunfante,
enamora por deporte mientras es admirado por el narrador, hasta que se ve
enredado en lío de estafa y robo que lo lleva al tribunal, lo que culmina en un
final inesperado. Las experiencias humanas nos agarran para que no soltemos la
trama, no importa si se trata de un poeta, un filósofo, o un rabino.
Tampoco afecta el que se narre en primera persona o en
tercera. La voz narradora recrea la vida del personaje volviéndonos cómplices.
La magia del narrador es abrumadora. Sucede a veces, como en “Las obras completas”,
en que la voz narradora comienza en tercera persona, aunque está narrando sobre
sí; es el personaje muerto increpando a los presentes en el velorio en un fluir
de conciencia. Las soluciones inadvertidas les dan un carácter único a estos
relatos. El narrador puede burlarse de su anécdota, de sus temas y de sus
tratamientos, como hace con el significado literario de escribir un poema a la
rosa, en el cuento del mismo nombre. Una cursilería como esa es el leit motiv de ese relato. Se nos engaña al valorizar a la rosa luego de
haberse burlado de ello forzándonos a buscar su significado, su símbolo
material y espiritual indirectamente, atraídos por una trampa.
“El hombre sustituido” trabaja un monologo que nos
entrampa porque resulta negarse retóricamente para comunicarnos y manipularnos
con una aparente lógica que apabulla. El
flujo narrativo surge sin detenerse y sin divisiones para que la lectura sea
forzada obligándonos a llegar al final sin parar. Al acabar la narradora nos
convence de que ese hombre del que nos cuenta, en efecto, no es su marido. La
trama se teje sobre nudos que complican la anécdota para que no perdamos el
interés. En otros casos se añaden temas esotéricos, del Tarot, del budismo, con
toda naturalidad, como si se tratara de los Beatles, del uso del peyote y hasta
del seminario evangélico. Y sin que nos demos cuenta, se nos manipula a través
de un “paradiso” en el que terminamos siendo victimas de un sinsentido, ya que
el esoterismo, la meditación y el incienso se queman con boñiga de vaca, para
que nos sorprendamos; (“El último día”).
No importa lo alejado en el tiempo, ni en el espacio,
las anécdotas nos impelen a seguir la trama cuidadosamente y con avidez. “La
escala de Jacob” es una de esas memorables “fábulas” que nos lleva desde la
Primera Guerra Mundial hasta la Alemania nazi por voz de una tercera persona
que nos revela la vida del judío Jacobo en el campo de concentración donde
desarrolla su escala numérica que le permitirá subir al cielo.
Tampoco importan el tema ni la anécdota. En estos
cuentos renacen los magos y los dragones para nuestro placer. “El mago y el
huevo” retoma el símbolo del dragón bueno y nos lo reconstruye con fruición y
magia: “el peor de los dragones no fue el bueno de Buen Drako, si no aquel que
con sus mentes inventaron y agradaron en todo su horror los propios
aldeanos.” En “Cuentan tu historia,” las
bromas que nos da la vida, o los seres que la viven, nos presentan su cara
hostil y embromada con un chasco en la técnica dialogada de la entrevista
radial, en una parodia a estos radiales. La adoración al oro es otro mito que
nos invade en estos relatos. Esta vez el oro como Dios simbología mas cruda de
la avaricia, aparece en una pandilla de adolescentes que hacen del metal una
religión, “Los adoradores del oro.”
Tras esa adoración fatal al oro entramos a los
infiernos de “Un lugar sumamente extraño y confuso,” que nos narra la
experiencia de un pastor sunní apresado en Bagdad, como terrorista, por el
ejército americano. Su monologo nos sitúa en la mente torturada y perdida desde
el pasado, y el error que lo trajo a esta nueva etapa, como le pasa al mundo
entero condenado a guerras y sufrimientos injustos y no merecidos.
Al igual que inocentes victimas de la guerra resaltan
protagonistas de las pasiones y crímenes contemporáneos. “Mosca” es el nombre
de un protagonista que sobresale en dicha narración como un super héroe del
narcotráfico, el asesinato y el sexo. Lo narra el segundo en mando de la
organización. Su descripción es sublime y adoradora de un asesino dirigente de
una célula criminal. Y como lo ha hecho en los demás relatos, al final nos
subvierte lo narrado al volverse un agente del “Buró” que está presto a
desaparecer en el anonimato para trastocarnos todos los significados que nos ha
comunicado.
Estos asuntos son traídos a una realidad global que
nos pertenece en una forma directa cuando nos afecta en carne propia o cuando
nos afecta emocionalmente por medio del ambiente socioeconómico. Tal el tema de
la gordura en “Ensayo sobre la gordura.” Esta obsesión de salud nos manipula
como le sucede a gran parte de la humanidad: “Iba en mi auto con mi mujer que
es una de los feligreses de la religión de Jenny Craig.”
El narrador nos deleita con humor penetrante, mordaz e
incisivo en el asunto de la gordura. Llega a entender que hay una conspiración
global para dominar al mundo de parte de los que padecen de sobrepeso. Lo
secuestran unos que parecen agentes del Orden Mantecoso Mundial. Su mujer,
entiende, pertenece a la Resistencia contra ese orden mantecoso y lo abandona
al divorciarse.
Todos los personajes crean un mundo propio al punto
que a veces no sabemos si están desvariando o analizando su realidad. La
lectura final la llama novela corta, “El fin de Edmundo Delfín.” Es un cuento
de hadas moderno y actualizado. Al personaje le apesta la vida por estar
cargada de violencia, asesinatos, contaminación, sida, basura… Piensa
suicidarse en un motel barato. Sus memorias son odiosas frustraciones como la
de no haber vivido en un hogar amoroso ya que se crió en hogares sustitutos y
por haber recibido abusos de parte de otros menores en su edad escolar. Su
niñez la pasó de hogar en hogar; en una, con un tío y en otra, con un principal
de escuela, de cuya hija se enamora. Finalmente, termina en una institución hasta
la mayoría de edad. Es victima de un robo; en su plan de venganza encuentra un
revólver y dinero. Hay una mujer en un cuarto cercano que resulta ser la hija
del principal que una vez lo cuidó. Ella viene huyendo de un gran peligro.
Huyen en un auto caro y llegan a una hospedería de lujo. Allí ella desaparece y
él se queda con el auto y con un millón de dólares.
Es la reconstrucción muy original de los cuentos de Las mil y una noches, y otras
narraciones con finales felices que Marcos Padua ha logrado crear. El mundo
contemporáneo: revistas de moda, la red, las drogas, los autos, el deporte, el
crimen organizado, se pasea por estas páginas como ventana abierta al mundo. La
anécdota no solo nos impacta, el humor, el final inesperado, los símbolos
materiales y espirituales, los monólogos, la complicación
existencial, todo ello hace irrefutable el que se considere a Marcos Padua uno
de los maestros del cuento contemporáneo en nuestro país.
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